Despacio y en silencio, estos quesos añejos maduran de forma constante y segura. Javier, maestro quesero, los vigila con celo durante todo su afinado. Un largo reposo el de la transformación de la leche en queso, donde esperamos con ganas el resultado del esfuerzo de todo el año.
Este queso está elaborado con leche de cabras de las razas Serrana, Murciana- Granadina, Malagueña, Alpina y sus cruces. Son varias razas debido a la trashumancia (desplazamiento anual de los rebaños desde las montañas a las cálidas tierras del sur). Si bien la trashumancia se realizaba principalmente con ovejas, buena parte de los rebaños contaban con una punta de alrededor de 20 cabras. La razón de que una veintena de estos animales viajara rumbo al clima templado era el autoconsumo, ya que la leche de cabra es más digestiva que la de oveja.
Se madura durante 10 meses en nuestras cavas subterráneas donde se forma su corteza natural, gracias al desarrollo de mohos naturales combinado con baños de aceite de oliva; y donde acaba de tomar forma su intenso sabor.
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